jueves, 30 de octubre de 2008

post-data

de un mail que escribía recién:
"pd: me doy cuenta hoy que lo que ansío al volver a este departamento donde vivo es ver y sobre todo tocar a mi gata. Por ende me doy cuenta de que "mi casa" es ella. Calculo que tal vez ya lo sospechaba de antemano y me encanta poder decir: Rusia es mi casa."

Y agrego:
lo que mas me gusta de volver tarde como hoy, a eso de las 3 es ideal, es que ella está como semi dormida y es super dócil, super mimable, casi una bola de pelos y calor sin oponer resistencia a mi amor por ella. Me hace acordar mucho a una tarde noche con un chico muy lindo pero muy arisco con entregar su afecto, pero ese día no, por un rato no, porque lo agarré dormido, y dormido me quería mucho, no me quería tanto cuando se despertaba.

Y todo esto me lleva a Girondo que decía que "no hay ternura comparable a acariciar algo que duerme"

lunes, 27 de octubre de 2008

Cositas

-A veces cuando estoy triste es peor escuchar música alegre que escuchar música triste

- Cuando me baño en bañadera, Rusia, mi gata, se acerca, pone las dos patitas delanteras sobre la bañadera y las traseras sobre el bidet y me da besitos. También nos sobamos las cabezas una contra la otra. A mí igual me da miedo que un día se caiga al agua y se desespere del desagrado y en el interín yo termine toda arañada

- A veces quiero cerrar los ojos y que cuando los abra hayan pasado varios meses, que mi departamento ya esté reciclado, yo mudada, y sobre todo despertarme y ya haber decidido antes que voy a hacer de mi vida

- Hace poco le regalé un cd a un chico que me gustaba. Tres semanas después todavía no lo había escuchado. Supe que no le gustaba

- Cuando tenía 17 un novio me regaló una planta. Cuando la vi me acordé de algo que había visto en una película: regarlarle una planta a alguien es una prueba para ver si te quiere, depende de que pase con la planta. Aún sabiendo esto la planta nunca la cuidé mucho. Agua de vez en cuando y no siempre regada por mí. Y sin embargo, 4 mudanzas y 11 años después la planta sigue viva, como mi amor con ese chico, tal vez no es un amor que hayamos cuidado mucho, pero ya sabemos que es a prueba de plagas

-Si sólo pudiera llevarme un “tipo” de música a una ísla desierta me llevaría Standards de jazz por todas las grandes cantantes. Y viviría como en una mezcla de LOST y peli de Woody Allen

-Durante el día extraño el olor de Rusia. Y no solo su olor sino hundir mi nariz en su cuellito suavecito y celestial

-Cuando algo me gusta mucho mucho me gusta decir que es un pedacito de cielo. Un creppe con nutella, por ejemplo, es un pedacito de cielo

-Estoy absolutamente segura de que voy a ser feliz, me va a ir bien y voy a encontrar el hombre que me vuelva loca y al mismo tiempo me vuelva cuerda, pero hasta que llegue ese momento me carcome la ansiedad

-Desde el sábado que estoy haciendo una dieta desintoxicante para limpiarme un poco de tanto año de mierda. Solo como arroz yamaní con un poco de aceite en el almuerzo y la cena, tostadas de pan integral con un poco de casandiet desayuno y merienda, y tomo agua y té verde. Imagínense que lindo tener angustia oral y recurrir a tu jarrita de té verde!

-Podría seguir indefinidamente escribiendo este tipo de cosas, así funciona mi cabeza todo el día. Ni cuando duermo paro. Esto es “neptunear” ir por la vida sin estar del todo presente, siempre viendo cosas por sobre las cosas que veo, siempre imaginando, recordando, recreando, en el subte, en el trabajo, caminando por la calle, sentada acá en mi living mirando la medianera del edificio de enfrente.

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domingo, 19 de octubre de 2008

Farmacity mon amour

Si te duele la panza: vas a la farmacia.
Si te duele la cabeza: vas a la farmacia.
Si te duele la resaca: vas a la farmacia.
Si te duele el alma? Vas a Farmacity.

Hoy el día empezó como terminó ayer: mal. Todo mi cuerpito que es pequeño pero es todo lo que tengo, estaba rebalsado de un sentimiento de opresión, desolación, agujitas, malestar casi de querer vomitar el pecho y tristeza, digo, lo tan comunmente llamado angustia.

Mucha angustia.

Y odio que me pregunten por qué estoy angustiada. ¡No se! Si supiera no sería tan desesperante. Ni siquiera sería angustia, sería alguna otra cosa. Es esa sensación de que hay algo mal en nosotros pero no sabemos que es, y como no sabemos qué es tampoco hay perpectivas de mejoría porque no sabemos cómo arreglarlo.

Sumado a esto empecé el día sin regalo para mi madre. Los puestos de flores estaban que estallaban pero no, flores no era suficiente. Tampoco me iba a tomar el subte e irme hasta el abasto, meterme ahí podía ser el golpe de gracia que desencadenara una escena de llanto desconsolado en la vía semi-pública. Deambulo por la calle. Cansada de la noche anterior. Cansada de las semanas anteriores. Cansada. Entro a Farmacity pensando en comprarle a mi mamá un perfume, una crema, algo caro. Algo muy caro. Algo que exprese afecto en números.

Pero después de un rato me doy cuenta que puedo gastar 200 pesos en un frasco mínimo de crema anti arrugas para el contorno de ojos que mi mamá no va a usar jamás, y que eso no es un regalo para ella, que es un regalo para no sentirme mal yo por no haber comprado regalo aún. Desisto de la tarea.

Y deambulo. Con la canastita azul de plástico en la mano. Cual caperucita capitalista viendo que podía comprar para llenar mi vacío existencial. Crema Neutrógena para el cuerpo. Shampoo y crema de enjuague caros. Una máscara para la cara. Carilinas. Muchas. Rollos de cocina. Loción demaquillante. Ibuprofeno, cafiaspirina, tampones, mini rodhesias, tónico astringente. Algodones de esos que vienen en bolitas. Aceite Johnson. Antialérgico, Vitamina C, crema autobronceante. Astringente con carozo de durazno triturado. Alcohol. Paracetamol, toblerone, aromatizante de ambiente. Sales para baño.

Ya está. Me sigo sintiendo mal. Pero un poco mejor. Por lo menos tengo un proyecto: llegar a casa y acomodar los frasquitos, cada uno en su lugar, olerlos, mirarlos, saber que muchos no los voy a usar. Y esperar a que termine el domingo. Por favor, que termine el domingo.

lunes, 6 de octubre de 2008

Todas las terrazas deberían tener colchones

Que triste, si que triste.

Rial habla en su programa. Miento, habla Luis Ventura, hoy Rial no estaba. Muestra un colchón con unos bolos parados encima. Del otro lado tira con fuerza una bola de boliche. Los bolos permanecen parados.
Y el dice "el único colchón para dormir de a dos, si el otro se mueve nosotros no nos damos cuenta".

Dios. Que miedo me da. La tecnología avanza hacia un mundo donde podamos vivir con otro como viviendo solos. Ni siquiera durmiendo juntos perdamos la ilusión de estar solos. Eso es lo que el dinero puede comprar.

Hay un chico que tenía un colchón muy viejo. Y el colchón se ahuecaba en el medio. Y caíamos sin remedio hacia ese hueco él y yo. Y nos abrazábamos. Y el colchón nos abrazaba a nosotros ahí ahuecados.

Después se compró uno de esos colchones de Rial, de dormir como solo pero con otro. Ya no es tan cómodo abrazarnos. No se si somos nosotros o si simplemente el colchón está hecho a prueba de gente que se quiera.

Para mí estar con alguien en la cama es para tocarse, para pegotearse, para chorrearse arriba del otro. Mimos, abrazos, besos y más mimos.
"Salvo en verano" me dice alguien. "En verano también! Para eso están los aires acondicionados y las mangueras en las terrazas". "Loca, no hay colchones en las terrazas!"

En mi mundo los colchones deberían ser todos ahuecados, y las terrazas tener colchones. Y las casas tener llaves que yo no cierro pero que se cierran. Y toda la gente que quiero se queda ahí adentro conmigo, tomando sol en la terraza, en el huequito del colchon con el sol en la cara, hundidos, pero felices.

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